Los mentideros -para quien no lo sepa- eran los lugares donde se podían conocer todo tipo de chismes relacionados con amores infieles de nobles y damas de alta alcurnia, pero también se difundían desde aquí otro tipo de noticias relacionadas con asuntos más serios, directamente relacionados con la Corte.
De este foro donde se hablaba de lo divino y lo humano, surgieron todo tipo de letrillas que ironizaban sobre las noticias que en aquel entonces estaban en auge. Cualquiera podía ganar o perder su reputación si salía de los corrillos murmuradores de aquel lugar.
El mentidero de San Felipe fue conocido por varios nombres. Unos los conocían como Gradas de San Felipe por la configuración que tenía este lugar que permitía acomodarse en un alto; otros lo llamaban las Covachuelas, porque en sus bajos había unas tiendecillas -como señala Mesonero Romanos-.
Se situaba exactamente frente a la fachada del Convento de San Felipe el Real, fundado en el S. XVI por el propio monarca Felipe II. Estuvo en pie hasta el S. XIX, momento en que fue derribado.
Hubo otros mentideros de renombre en Madrid, el de “Los Representantes” o “Los Cómicos” donde se realizaban todo tipo de críticas hacia el mundo del teatro y sus empresarios; y el de “Las Losas” o “Covachuelas del Palacio”, situado en el patio del Alcázar y desde el que salían intrigas y conspiraciones de carácter político.
Más información en “Atlas ilustrado de la historia de Madrid” de Pedro López Carcelén.
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