SOY HIJA DE MADRID LO MISMO QUE FUE MI PADRE, COMO MI MADRE TAMBIEN LO ES, EN ESTA TIERRA DE ARTE DONDE SIEMPRE VIVIRE ... EL RECORRER DE SUS CALLES, LAS CUALES NO TIENEN FIN, TE HACEN SENTIR EL EMBRUJO QUE SIEMPRE GUARDA MADRID, ... Y VENGAS DE DONDE VENGAS, LLEGUES DE CUALQUIER LUGAR, TE SENTIRAS MADRILEÑO, POR LA CALLE DE ALCALA..... Y POR EL MADRID MAS VIEJO QUE PISABAN MIS ABUELAS, PASEARAS SIN DESCANSO POR SUS CALLES Y PLAZUELAS, Y BIEN SEA DE TAPEO DE ENTRESIJO Y GALLINEJA, CHOCOLATE CON BUÑUELOS, DIRAS CON LA BOCA LLENA ...¡!! QUE DESDE MADRID AL CIELO ¡!!

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miércoles, 12 de enero de 2011

Una de las casas más estrechas de Madrid

La casa que tradicionalmente ha ostentado el galardón de ser “la más estrecha de Madrid” corresponde a la que está situada en la calle Mayor 61. Es a ella a la que dedicamos su atención hoy. No sólo por esa “cualidad” sino por quien fuera uno de sus inquilinos en el pasado.

Sin embargo, a lo largo de la historia, ha habido otras casas que han ostentado dicha “concesión”. Nos referimos a la conocida Casa de las Cinco Tejas, llamada así porque en su tejado sólo cabían cinco únicas tejas. Estaba situada en la calle de Santa Ana, pero fue demolida en 1851.

Otra casa caracterizada por su extrema estrechez fue la Casa del Ataúd, que recibe su nombre por la semejanza de la misma a un féretro. Estaba en la esquina de la calle de Alcalá con Caballero de Gracia pero desapareció cuando se construyó la Gran Vía.

Muy cerca de la casa a la que nos referimos hoy, en la calle Postas número 6, se encuentra otra de las casas que compite en estrechez con la de la calle Mayor. En su local del bajo alberga un comercio tradicional centenario dedicado a las imágenes y a los objetos religiosos, conocido como Sobrinos de Pérez.

Pero vamos a la casa que nos ocupa. A la de la calle Mayor 61. El edificio sólo mide cinco metros de ancho. En él vivió y murió Pedro Calderón de la Barca. El artífice de que este inmueble permanezca en pie fue –en buena medida- Ramón de Mesoneros Romanos.

Justo cuando la brigada de demolición estaba empezando a derribar las paredes, Mesoneros Romanos se personó en el edificio. Intentó razonar con ellos para que se evitara el drástico desenlace pero los trabajadores no le hicieron caso. Fue entonces cuando comenzó a golpear con su bastón a aquellos hombres. Aquella noche permaneció haciendo guardia a la puerta de la casa para que nadie se acercara a la misma.

Al día siguiente Mesonero elevó una petición al Ayuntamiento de Madrid en la que solicitaba que se dictara un mandamiento judicial que preservara dicho edificio histórico. La petición fue aceptada y, finalmente, cesaron los trabajos de demolición. Gracias a su esfuerzo hoy todavía podemos contemplarla.

Más información en “Madrid oculto” de Marco & Peter Besas.

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MADRID protagonista en un juego simula una casi idéntica ciudad!!