Fue en 1904 cuando doña Manolita y sus tres hermanas abrieron un despacho de lotería en la calle San Bernardo. Pocos años después se trasladaron a la Puerta del Sol y a la Gran Vía. Y allí cogieron la fama que hoy llega a nuestros días.
En 1951, doña Manolita muere sin descendencia. La Administración de Sol esquina con Arenal pasó entonces a manos de su hermana Carmen llamándose entonces “Hermana de doña Manolita”.
Según la Ley de Administraciones de Lotería, los despachos sólo pueden pasar de madres a hijas y, si no las hubiera, a los hijos, pero a los varones no puede sucederles nadie. Por eso al morir Carmen sin descendencia femenina le legó la administración a su hijo.
En 1987 se vende el despacho de Sol a manos ajenas a la familia. La Administración de Gran Vía también cambió de propietario, pero eso no ha cambiado la fama de la misma que sigue denominándose como originariamente
Dona Manolita en la anterior administración de la Calle San Bernardo. Año 1929
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