'El agua no es un negocio' y 'No dejes que privaticen el agua.
Es de todos'.
El Canal de Isabel II con más de 150 años de antigüedad es una empresa de propiedad y gestión pública que realiza el ciclo integral del agua, captación abducción distribución y depuración y que pertenece a toda la ciudadanía de Madrid. La privatización que pretende el Gobierno Regional pone en peligro el modelo de gestión actual que tiene como garantía una de las mejores aguas de Europa, todo ello fruto de la profesionalidad de los trabajadores y trabajadoras del Canal y de las inversiones en I+D+i que se realizan.
Entrar en una política de beneficios supone, de hecho, el reducir costes para repartir más dividendos a los nuevos propietarios. Disminuir el capítulo de inversiones e investigación, comprometiendo la calidad futura del agua. Reducción de la plantilla y por tanto menor mantenimiento de la red, provocando con ello que se pierda cada vez más agua potable al subsuelo madrileño. Aumenta el coste final del producto, convirtiendo un recurso natural en un artículo de especulación imprescindible para la vida, el desarrollo humano económico y social de la región.
La privatización del Canal de Isabel II supondría que las arcas públicas dejarán de recibir los beneficios económicos que esta empresa actualmente genera. Prácticamente desaparecerían las inversiones para reducir las pérdidas en las redes de distribución y se descartarían definitivamente las inversiones de carácter puramente medioambiental. Desaparecerían además las campañas de concienciación ciudadana para que la población ahorre agua, ya qué serían incompatibles con la condición de empresa privada, al ir dirigidas a reducir el consumo y por tanto las ventas de agua y los beneficios económicos.
Produciría el desplazamiento de la población hacia el consumo de agua mineral embotellada, por el previsible deterioro de la calidad del agua, lo que incrementaría el gasto mensual por familia. La quiebra de una empresa privada dueña del Canal de Isabel II pondría en peligro el suministro adecuado de agua potable para la ciudadanía.
Sociedades con modelos neoliberales que en su día privatizaron la gestión del agua han tenido que remunicipalizar el servicio, ante el deterioro evidente del mismo, de la calidad y del aumento del precio que dificulta el acceso al agua a las personas con pocos recursos económicos; este es el caso de Aguas de París que en su día privatizó Jacques Chirac y que después de 30 años el Ayuntamiento de París se ha visto obligado a remunicipalizar ante la constatación del fracaso del modelo.
Todavía es posible parar los pies a quienes quieren hacer del agua - elemento básico para la vida y la dignidad de las personas y derecho humano básico según Naciones Unidas - un jugoso negocio. Pero hace falta una fuerte movilización de l@s trabajadores y los ciudadan@s. Sin movilización, sus garras se apoderarán del agua que es, todavía, de tod@s.
No hay comentarios:
Publicar un comentario