El origen de Madrid
Los orígenes todo apuntan a que parte de los terrenos que hoy ocupan Madrid ya existían hace 200.000 años, es decir, en el Paleolítico.
Parece que el curso del río Manzanares era mucho más caudaloso en aquel tiempo debido a los riachuelos y afluentes que desembocaban en el mismo. Este accidente geográfico provocaría que la zona fuese muy transitada por grandes animales como mamuts, elefantes o rinocerontes. Razón por la que en las zonas aledañas se encontraran -en el S. XIX- herramientas de sílex propias de una actividad como la caza.
Se tiene constancia de que en el Neolítico existía vida en estos terrenos. Con la aparición de la agricultura y el cambio en los hábitos de vida -que evoluciona de nómada a más sedentaria- aparecen los primeros núcleos de población. Se han descubierto restos de pequeños poblados y necrópolis en la zona de Villaverde, Cerro de las Vistillas, Carretera de Andalucía y la orilla derecha del Manzanares.
La población asentada en los actuales terrenos madrileños continúa a lo largo de la Edad de Bronce y de Hierro. Con la romanización se establece un sistema de comunicación de calzadas que cruza la península. Y en este sentido, Madrid se ve atravesado por las principales vías del comercio. Serán destacados poblados agropecuarios Complutum (Alcalá) y Miacum (actual Casa de Campo). Otros de menor importancia estarán en Getafe, Villaverde Bajo, Puente de los Franceses y San Martín de la Vega.
Restos paleontológicos cuaternarios encontrados en las terrazas del Manzanares de Madrid en la década de los años cincuenta del siglo pasado
Para los estudiosos de Madrid existe un tema controvertido. Y es si existió alguna vez un Madrid visigodo. Lo cierto es que tras la caída de los romanos, Toledo gana población en detrimento de Madrid, ya que acoge a las gentes que han ido abandonando los puntos de interés que enlazaban las calzadas.
Para Jaime Oliver Asín, autor del libro “Historia del nombre de Madrid”, Madrid fue fundado en el S. VII sobre el Arroyo de las Fuentes de San Pedro (actual calle Segovia). Según Oliver Asín, en esta zona se asentó un poblado dedicado al pastoreo y a la caza, cuyo nombre era “Matrice”, que significa madre de aguas o arroyo. Si existió o no, lo cierto es que su población fue muy pobre. Tras los visigodos, como sabemos, llegarán los musulmanes que invadirán los terrenos y fundarán “Mayrit”.
Más información en “Historia breve de Madrid” de Fidel Revilla, Ramón Hidalgo y Rosalía Ramos.
Con la ocupación de los musulmanes en 711 la península queda dividida en dos grandes zonas: en el norte se quedan los cristianos y en el sur los musulmanes. Por su parte, en los terrenos centrales del país se erigieron fortificaciones defensivas o “marcas” con un marcado carácter estratégico.
Madrid nació por la casualidad de estar en el centro del país. En este sentido, el Emir Muhammad (850-886) ordenó construir un alcázar amurallado –en el actual Palacio Real- para vigilar el paso de Somosierra y los caminos con destino a Zaragoza, Toledo y Segovia.
Durante varios siglos, Madrid resultó ser el escenario de distintas incursiones cristianas que intentaban alcanzar Toledo. Será en1085 cuando Alfonso VI pacte con Alcadir la entrega de Toledo. A cambio el rey cristiano cedería el reino de Valencia. Así pues, Madrid formó parte de esa capitulación y por ello, quedó integrado dentro del territorio cristiano.
La invasión almorávide del S. XII hizo peligrar los nuevos reinos cristianos conquistados. En 1109 el caudillo almorávide Ben- Alí se instaló en el campo situado debajo de la fortaleza, de ahí que ahora se conozca como Campo del Moro, para asediar la fortaleza. Pero fracasó.
Plano de Madrid del S. XII
Durante el S. XII, Alfonso VII tomará una serie de medidas para incorporar tierras anexas a la villa. En el S. XII se crearán una serie de leyes y privilegios que Alfonso VIII compila y ordena dando lugar al “Fuero de Madrid”. En 1309, reinando de Fernando IV, Madrid es por primera vez –y de forma temporal- sede de unas Cortes.
Pero será Alfonso XI uno de los reyes que más atenciones tenga con Madrid. Eligió de nuevo a la ciudad como sede de las Cortes entre 1329 y 1335. Además, en 1339 ordenará que la Villa acate el Fuero Real además del suyo propio.
Se desconoce el momento concreto en que Madrid se organiza en forma de concejo. Pero todo hace indicar que será alrededor del S. XII. Serán asambleas en las que los vecinos se reúnan para tomar decisiones. Solían ser multitudinarias y se juntaban a golpe de campana en lo que actualmente es la Plaza de la Villa o en el atrio de la Iglesia de San Salvador, situada en la misma plaza.
En 1346 se fundó el “Estudio de la Villa”, institución de gran prestigio tanto por los profesores que tuvo (López de Hoyos) como por su alumnado (Cervantes). Sin ser este el caso, es interesante indicar que muchos de estos estudios, derivaron posteriormente en importantes universidades como la de Alcalá o Salamanca.
Más información en “Historia breve de Madrid” de Fidel Revilla, Ramón Hidalgo y Rosalía Ramos.
Del Madrid medieval al Madrid del Renacimiento
Retomamos la historia de Madrid en el punto donde la dejamos en plena Edad Media. Durante el reinado de Enrique IV se multiplican los arrabales del exterior de la muralla, razón por la que se crean nuevas cercas con objetivos -en este caso- sanitarios y fiscales.
Las epidemias han propiciado la creación de hospitales -creados por órdenes religiosas- para atender a los enfermos. Se suelen ubicar en el exterior de las puertas de la ciudad para mantener alejados a los apestados y disponer de villas en cuarentena.
Por otro lado, las cercas responderán a un fin tributario, ya que toda mercancía que entrara para ser vendida en la villa tendría que pagar un impuesto. Habrá excepciones, como la concesión del rey de “mercado franco”, que era cuando se establecía un día y lugar para mercadear sin pagar impuestos.
El crecimiento urbano es paralelo al incremento de la participación madrileña en el poder político castellano. Las murallas y el alcázar son reforzados y destruidos como consecuencia de los continuos asedios y conquistas por parte de los distintos reyes.
A mediados del S. XV se incrementa la población dedicada al comercio y la artesanía, con lo que la villa va adquiriendo un aspecto más urbano y menos agrícola. Este cambio es el resultado -también- de la presencia de la Corte Real y de los caballeros, multiplicándose el número de servidores y escribanos.
A partir de este momento se tiene constancia de la existencia de industrias textiles y de tenerías, de curtidores de cuero, alfareros y ferreros, plateros, molineros… etc. Los alarifes y albañiles siguen siendo -predominantemente- musulmanes; mientras que los físicos, prestamistas y recaudadores de impuestos suelen ser judíos.
El régimen feudal va perdiendo fuerza en Europa frente al auge de las monarquías que amplían sus territorios y poderes gracias a los enlaces matrimoniales. Es el caso de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que son acogidos con entusiasmo por el pueblo madrileño.
Son los Reyes Católicos los que deciden trasladar el recién creado Convento de San Jerónimo el Real desde el margen del Manzanares a la altura del actual Puente de los Franceses al olivar del Prado. Parece que la humedad lo hacía inhabitable y que en su nueva ubicación comenzó a llamarse del Buen Retiro.
En los albores del S. XVI, con el emperador Carlos I se concibe un nuevo estado renacentista. El descubrimiento de América, la toma de Granada, el auge de la Inquisición y las expulsiones de judíos y musulmanes alterará la importancia de la villa de Madrid.