La necesidad del escrache
Una de las últimas manifestaciones en defensa de la democracia es el movimiento de protesta Plataforma de Afectados por la Hipoteca, PAH, que ha escandalizado a las voces conservadoras tanto en Catalunya como en el resto de España. Las derechas catalanas y españolas (pero también para vergüenza de la mayoría de sus bases algunas voces de las izquierdas) han tenido la osadía que denunciar que tales manifestaciones son antidemocráticas e intolerables en una democracia (mostrando en tal acusación la ignorancia de lo que ocurre en otros países de mayor solidez democrática. En Estados Unidos las manifestaciones en contra de los banqueros y de sus políticos, en sus lugares de residencia y veraneo, es una constante en la vida política de aquel país), indicando que van en contra del espíritu democrático que debería prevalecer en nuestra sociedad. El primer comentario que tales declaraciones generan es el de denuncia por su incoherencia y/o hipocresía. ¿Qué hicieron tales voces frente al desahucio de familias enteras por orden bancaria? En realidad muchas de ellas, bien por activa o por pasiva, contribuyeron a que tales desahucios tomaran lugar.
El movimiento PAH vio, como después de la recogida de más de un millón y medio de firmas en su Iniciativa Legislativa Popular, y tras la aprobación por parte de todos los partidos políticos representados en las Cortes, excepto el PP, éste vetó la iniciativa, negando la dación en pago universal (una medida que evita que el hipotecado pierda su casa y continúe pagándola con una deuda de por vida debido a la caída del precio de la vivienda) respondiendo, una vez más, a los intereses de la Banca en contra de los intereses de la población. Y también en contra del parecer de la gran mayoría de la población incluyendo la mayoría de sus votantes que apoyan tal medida. Y cuando se denuncia a los representantes de tal partido político por ir en contra de la opinión de la mayoría de la ciudadanía, el presidente Rajoy tiene la desfachatez de acusar al PAH de antidemocrático.
Es de aplaudir que tal movimiento fuera al domicilio de aquellos políticos (lo que se llama escrache) que, con sus votos, han hecho posible tal insulto a la democracia, para denunciarlos y avergonzarles de su comportamiento. El argumento de que molestan a los familiares de los políticos muestra su propia insensibilidad frente al enorme daño hecho a familias enteras, incluyendo niños e infantes. Exigen respeto a ellos cuando sus propios actos muestran su carencia de mera sensibilidad humana a las víctimas de sus decisiones.
El linchamiento mediático a sus dirigentes, como Ada Colau, es parte de una estrategia de represión que es la respuesta del establishment político-mediático, autodefinido como democrático, frente a aquellos movimiento que exigen, con razón, cambios en el proceso de decisión no democrático que ocurre en las instituciones representativas. Martin Luther King (MLK) también fue linchado mediáticamente en EEUU, y perseguido por el Estado federal y el FBI (la policía federal). Hoy el día MLK es fiesta nacional. La democracia siempre ha requerido movimientos que cuestionen y denuncien sus carencias. Y en España, hay enormes carencias. Tal movimiento y sus comportamientos de agitaciones sociales requieren un apoyo de todas las personas democráticas de este país. En realidad el gran rechazo que han provocado en las estructuras antidemocráticas de poder es la mayor prueba de que van por el mejor camino.