- Dejó la capital con un agujero de 6.348 millones, más NO2 de lo legal, la reforma del Eje del Prado sin hacer y los Juegos Olímpicos en el aire.
" No tengo prevista cosa distinta que terminar mi mandato como alcalde de Madrid", presumía Gallardón hace dos meses. Pero Rajoy le hizo la llamada que tanto esperaba y el primer edil no lo dudó: dejó la capital para convertirse en ministro de Justicia, tras solo siete meses de comenzar la legislatura municipal. Ante la incompatibilidad de ambos cargos, Gallardón presentó su renuncia como alcalde y se puso en marcha el mecanismo sucesorio establecido por la Ley de Régimen Electoral y el Reglamento de Organización de las Entidades Locales.
Sus ocho años de gobierno han dejado huella en la capital, con el soterramiento de la M-30, la creación de Madrid Río y las peatonalizaciones del centro. Pero esa actividad frenética se ha realizado a costa de endeudar a una generación entera de madrileños, multiplicar los impuestos (con el IBI y la nueva tasa de basuras) y recaudar a golpe de multas y parquímetros. Además, dejó al equipo de Gobierno sucesor empantanado con varios asuntos pendientes.
Los deberes sin hacer
Una deuda para 25 años. Las obras faraónicas de Gallardón no han salido baratas. De hecho, los túneles de la M-30, las reformas de plazas y la conversión del Palacio de Cibeles en sede del Ayuntamiento se ejecutaron a base de créditos. El resultado es un endeudamiento de 6.348 millones de euros que no se terminará de pagar hasta 2036. Este lastre impedirá que la alcaldesa desarrolle inversiones o nuevas obras durante su mandato.
Una ‘boina’ ilegal. Aunque Ana Botella lo niegue, el aire de la capital está sucio. El NO2 supera los niveles permitidos por la UE, por lo que el Ayuntamiento tendrá que pedir una moratoria que le permita seguir incumpliendo la ley hasta 2015. El Plan de Calidad del Aire deberá reducir la polución, pero a Botella le será difícil explicar la efectividad de su principal medida: subir el SER un 10% en el centro y ampliar los parquímetros hasta las 21 h.
El plan estrella del Prado, en el cajón. Gallardón se va con una espinita clavada: la llegada de la crisis impidió la reforma del Eje Prado-Recoletos. Su sucesora tendrá que decidir si lo resucita (algo difícil sin dinero) o si lo aparca definitivamente. Si sigue adelante, tendrá que llegar a acuerdos con la Comunidad para que dé el visto bueno al proyecto.
El tercer intento olímpico. Ruiz-Gallardón se va sin ver cumplido su sueño de que Madrid albergue unos JJ OO. No logró los de 2012, tampoco los de 2016, y ahora el Ayuntamiento aspira a albergar los de 2020. El COI visitará la ciudad a lo largo de 2012 y la sede será elegida en septiembre de 2013. Sin embargo, el entusiasmo popular ha perdido fuelle.
Operaciones urbanísticas a años vista. El primer cometido de la nueva alcaldesa en urbanismo es redactar el PGOU que regirá en la ciudad durante las próximas décadas. Deberá evitar que mueran las operaciones Chamartín (prolongación de la Castellana) y Campamento (los cuarteles de Aluche). Se aprobaron recientemente, pero su inicio está previsto para varios años vista.
Dialogar con la Comunidad. La relación Ayuntamiento-Comunidad ha atravesado altibajos por el enfrentamiento sin disimulo entre Aguirre y Gallardón. A priori, Botella es más cercana a la presidenta, aunque se decantó por Cobo en el conflicto de los presuntos espías, lo que enturbiaría sus relaciones. Dancausa podría actuar de bisagra entre ambas.