Ven disfrado, con comparsa, con chirigota y sobre todo con ganas de reirte, vamos a enterrar al Tiburón Capitasta.
El Carnaval es la fiesta de la trasgresión, de la suspensión de las reglas que rigen la vida diaria y de la inversión de todos los valores en que se sustenta cualquier modo de dominación.
Forma parte de la cultura de la risa, que
desenmascara y pone en cuestión aquellas verdades incontrovertibles con que los que quieren controlar el mundo tratan de preservar sus propios intereses y jerarquías, invistiéndolas de una seriedad que ni ellos mismos se creen. Por eso el Carnaval es el “mundo al revés”, haciendo chanza, broma y chirigota del actualmente existente a través de una proyección del deseo que es la afirmación de la vida que, incontenible, se desborda por todas partes, de los sueños y expectativas de un mundo mejor.
Fuente: http://madrid.tomalosbarrios.net/2012/02/06/carnaval-15m-reunion-preparatoria-el-0902-20h-en-el-patio-maravillas/carnaval15m-2/
desenmascara y pone en cuestión aquellas verdades incontrovertibles con que los que quieren controlar el mundo tratan de preservar sus propios intereses y jerarquías, invistiéndolas de una seriedad que ni ellos mismos se creen. Por eso el Carnaval es el “mundo al revés”, haciendo chanza, broma y chirigota del actualmente existente a través de una proyección del deseo que es la afirmación de la vida que, incontenible, se desborda por todas partes, de los sueños y expectativas de un mundo mejor.
El Carnaval tiene su tiempo y lugar en la plaza pública -frente a los conciliábulos cerrados y exclusivos de aquellos que pretenden regir nuestros destinos atemorizándonos, como un corro de brujos -, y es un teatro total en el que no existe distinción entre personaje y público, pues, enmascarados o no, tod@s participamos en un tumulto en que se rompen las barreras entre los cuerpos y las reglas del decoro, convertidos en un solo cuerpo que ríe, para mayor susto de autoridades y gentes bienpensantes.
El Carnaval del 15 M es la naturalización festiva de nuestro movimiento, en la vía emprendida de recuperar el espacio público para la libre expresión y participación de la colectividad.
Al margen de cabalgatas organizadas como un espectáculo más, para el disfrute pasivo y acrítico de una ciudadanía a la que se quiere risueñamente pueril y desentendida de sus problemas, proponemos una vez más tomar la plaza, la Puerta del Sol, el sábado 18 de febrero, de las 8 de la tarde en adelante.
Nos mezclaremos en turbamulta con nuestras mascaradas y murgas reivindicativas con el resto de los madrileños que estén celebrando también ese día, de forma que, además de reírnos tod@s junt@s, hagamos a much@s ponerse a pensar (sobrando, por lo demás, claramente en esta situación y contexto, cualquier preceptiva autorización de las autoridades).
La comparsa de Carnaval de la Asamblea Popular de Chamberí prepara para ese día un “Combate entre Doña Indignación y el Tiburón Capitalista”, con el consiguiente desenlace del Triunfo de la Vida y la muerte de aquel, convertido en ese mismo instante sorpresivamente en una hedionda sardina, que por razones de salubridad pública habrá que proceder a enterrar inmediatamente.
Se proclamará entonces con gran algarabía de pitos, tambores e instrumentos ruidosos de todo tipo el País de Jauja y la sustitución de aquel viejo y maloliente sistema económico por el de la Cucaña (Gran Piñata para los niños y gentes de toda edad y condición).
Unimos así en un mismo día todo el ciclo de Carnaval, que tiene su final en el Entierro de la Sardina -en teoría el Miércoles de Ceniza, primer día de la Cuaresma -, independientemente, como es natural, de que otras asambleas de barrios concurran con sus mascaritas, burlas, batucadas y ocurrencias a fin de que montemos tod@s junt@s un gran escándalo del que quede justa memoria.