Luis Fernández, presidente de la Asociación Nacional de Desempleados, y el valenciano Juan Sánchez comenzaron la huelga de hambre el sábado 15-O.
Este lunes se ha unido Ignacio Martínez, de 32 años; quieren "que la sociedad despierte, que no pase desapercibido lo que se nos viene encima"
Permanecerán sin comer y a base de líquidos hasta el 20-N; ese día irán a la puerta de sus colegios electorales para que la gente les vea "antes de votar".
El objetivo de Luis y Juan no es inmolarse, dicen, solo quieren "que no pase desapercibido lo que se nos viene encima". Están en huelga de hambre desde el pasado sábado, tras la jornada del 15-O, y así lo cuentan desde la Puerta del Sol de Madrid, por donde deambulan desde entonces "con un cartel" en la mano. "Nuestra sociedad estaba aborregada, adormecida, queremos colaborar a que despierte", explican. Nacho no les conocía de nada, pero se ha sumado este lunes a la protesta y, aunque sus motivos tienen un matiz mucho más personal, asegura que también lucha "por la dignidad".
Los tres están actualmente en el paro y tienen previsto permanecer sin comer -sí que ingieren líquidos- hasta el 20 de noviembre, fecha de celebración de las elecciones generales. La idea original partió hace un tiempo de "la indignación" de Juan Sánchez, miembro de Democracia Real Ya en Valencia, que lleva alrededor de un año sin trabajar. Su amigo Luis Fernández, presidente de la Asociación Nacional de Desempleados -y también parte de DRY, pero en Madrid-, relata a 20minutos.es que en un principio intentó disuadirle, pero al final vio que tenía "tantas razones" que optó por apoyarle. Puntualizan, eso sí, que la huelga de hambre "no es cuestión de DRY", que se trata de una opción personal al margen de su actividad en la plataforma.
Luis y Juan se conocieron en verano, cuando las marchas populares de varias ciudades españolas se juntaron en la capital. "Este país era una cosa antes del 15-M y después se convirtió en otra", añade. ¿Y que ha supuesto el 15-O? Otro cambio, "en tanto en cuanto ha habido una movilización global", asegura. "El individuo está viendo que tiene más valor del que le dicen" y por eso ha decidido pasar a la acción: "si no, no habrá reacción". Luis, que se define como "parado crónico" a sus 45 años, engrosa la cifra de desempleados españoles desde hace tres y la única salida que contempla es la de montar, si pudiera, su propio negocio. Le sublevan, cuenta, "los últimos movimientos" de nuestros políticos, como la "alevosa" reforma constitucional o la de la Ley Electoral.
Los tres están actualmente en el paro y tienen previsto permanecer sin comer -sí que ingieren líquidos- hasta el 20 de noviembre, fecha de celebración de las elecciones generales. La idea original partió hace un tiempo de "la indignación" de Juan Sánchez, miembro de Democracia Real Ya en Valencia, que lleva alrededor de un año sin trabajar. Su amigo Luis Fernández, presidente de la Asociación Nacional de Desempleados -y también parte de DRY, pero en Madrid-, relata a 20minutos.es que en un principio intentó disuadirle, pero al final vio que tenía "tantas razones" que optó por apoyarle. Puntualizan, eso sí, que la huelga de hambre "no es cuestión de DRY", que se trata de una opción personal al margen de su actividad en la plataforma.
Luis y Juan se conocieron en verano, cuando las marchas populares de varias ciudades españolas se juntaron en la capital. "Este país era una cosa antes del 15-M y después se convirtió en otra", añade. ¿Y que ha supuesto el 15-O? Otro cambio, "en tanto en cuanto ha habido una movilización global", asegura. "El individuo está viendo que tiene más valor del que le dicen" y por eso ha decidido pasar a la acción: "si no, no habrá reacción". Luis, que se define como "parado crónico" a sus 45 años, engrosa la cifra de desempleados españoles desde hace tres y la única salida que contempla es la de montar, si pudiera, su propio negocio. Le sublevan, cuenta, "los últimos movimientos" de nuestros políticos, como la "alevosa" reforma constitucional o la de la Ley Electoral.
Una decisión muy meditada
La intención de Luis y Juan es pasar unas 14 horas diarias en Sol y retirarse por las noches a descansar. Se han asesorado para esto, recalca Luis al otro lado del teléfono, no ha sido una improvisación. Cree que hasta el 20-N perderán "unos 17 kilos" de peso -"y yo gordito no estoy"-; ese día los dos tienen intención de plantarse frente a sus respectivos colegios electorales, uno en Madrid y otro en Valencia, para que la gente les vea "antes de votar". Una veintena de personas de varios puntos del país les han expresado su solidaridad y, muchos de ellos, la intención de sumarse a la huelga de hambre, aunque este apoyo todavía no se ha materializado . Mientras tanto, Luis y Juan piensan cómo acondicionar un lugar en la plaza madrileña para estar algo más cómodos.
La sorpresa, sin embargo, ha llegado este lunes con la llegada de Ignacio Martínez, de 32 años. Su caso es muy particular, ya que los servicios sociales se hicieron cargo de su hija cuando tenía cinco meses y, ahora que tiene dos años, solo puede verla "una hora a la semana". Ese es su motivo para la indignación. La niña está en un centro de acogida y, dice, quieren "darla en adopción". El último trabajo que tuvo Nacho fue en verano, de comercial, pero no le daba "para pagar la habitación en la que vivía". Asegura que los servicios sociales le quitaron a su hija "con falsas acusaciones" de desamparo -en ese momento vivían en la calle- y por eso ha decidido protestar sumándose a la huelga de hambre. Sus razones, dice, no son tan diferentes de las de Luis y Juan, "soy una persona igual que ellos".
Nacho cree que "la unión hace la fuerza" y que su mensaje se escuchará más alto con esta actuación que pretende reivindicar "la dignidad". Su pareja, añade, intentará acompañarle algunos ratos, aunque también se retirarán, por su lado, a descansar para no gastar fuerzas. A pocos metros de la Puerta del Sol, en la calle Carretas, decenas de personas siguen en el interior del edificio abandonado del hotel Madrid, ocupado durante la madrugada del domingo por participantes en la protesta del 15-O. Luis y Juan han pasado también por allí en las últimas horas. Este lunes estaba prevista una asamblea en la plaza de Jacinto Benavente para decidir el uso que le van a dar.
La sorpresa, sin embargo, ha llegado este lunes con la llegada de Ignacio Martínez, de 32 años. Su caso es muy particular, ya que los servicios sociales se hicieron cargo de su hija cuando tenía cinco meses y, ahora que tiene dos años, solo puede verla "una hora a la semana". Ese es su motivo para la indignación. La niña está en un centro de acogida y, dice, quieren "darla en adopción". El último trabajo que tuvo Nacho fue en verano, de comercial, pero no le daba "para pagar la habitación en la que vivía". Asegura que los servicios sociales le quitaron a su hija "con falsas acusaciones" de desamparo -en ese momento vivían en la calle- y por eso ha decidido protestar sumándose a la huelga de hambre. Sus razones, dice, no son tan diferentes de las de Luis y Juan, "soy una persona igual que ellos".
Nacho cree que "la unión hace la fuerza" y que su mensaje se escuchará más alto con esta actuación que pretende reivindicar "la dignidad". Su pareja, añade, intentará acompañarle algunos ratos, aunque también se retirarán, por su lado, a descansar para no gastar fuerzas. A pocos metros de la Puerta del Sol, en la calle Carretas, decenas de personas siguen en el interior del edificio abandonado del hotel Madrid, ocupado durante la madrugada del domingo por participantes en la protesta del 15-O. Luis y Juan han pasado también por allí en las últimas horas. Este lunes estaba prevista una asamblea en la plaza de Jacinto Benavente para decidir el uso que le van a dar.