Esta es la situación en la Comunidad de Madrid, donde los sucesivos gobiernos del PP han ido privatizando parcelas del Servicio Madrileño de Salud hasta concluir con un cambio de modelo sanitario. Los iniciales cambios de gestión en los centros sanitarios, conciertos con entidades privadas y externalización de servicios han dado paso a dejar en manos de la iniciativa privada los nuevos hospitales, ambulatorios y en breve los centros de salud.
En esta situación, donde prima el negocio, es imposible una planificación para mejorar las necesidades de salud, porque la inversión en promoción y prevención no es rentable, como tampoco lo es atender a enfermos crónicos y ancianos.
Las reformas de los sistemas sanitarios públicos de las últimas décadas, enfocadas al mercado, han fracasado en aspectos como la mejora en la equidad en el acceso a las prestaciones, o en la eficiencia, como han demostrado numerosos estudios. Sin embargo, a quien únicamente ha beneficiado esta transformación ha sido a las empresas constructoras, bancos, aseguradoras, fondos de capital riesgo, etc, que están recuperando en un tiempo record las inversiones realizadas en los centros sanitarios.
Tampoco han salido ganando los numerosos trabajadores sanitarios que han visto empeorar sus condiciones labores, con mayores cargas de trabajo, pérdidas del poder adquisitivo y precariedad. Hoy día es uno de los sectores en los que existe mayor frustración y “queme” profesional.
Las administraciones públicas que están propiciando estos negocios no sólo han hipotecado durante varias décadas – en la CM durante 30 años, prorrogables…- los fondos públicos, sino que están poniendo en peores condiciones sanitarias a todas las personas que vivimos en esta comunidad.
Por un lado, porque las nuevas infraestructuras hospitalarias dotadas con menores plantillas de las necesarias, sin servicios centrales como radiología o laboratorios, no pueden atender a la población como lo hacían los antiguos hospitales públicos. Por otro, porque los Centros de Salud van a depender de estos hospitales privados que controlarán las derivaciones de los enfermos, peticiones de pruebas, analíticas, etc. que realicen los profesionales de Atención Primaria.
Por último, porque los grandes hospitales públicos y ambulatorios van a ser reformados según unos “planes funcionales” que responden a las exigencias de las empresas privadas que posteriormente los van a gestionar.