Después de una asamblea de casi cinco horas, algunos 'indignados' acuerdan marchar y otros quedarse
"Consenso, qué palabra tan bonita", se leía en Twitter al final de la asamblea general de ayer en la acampada de la Puerta del Sol. Bonita, sí, pero tuvieron que pasar casi cinco horas para que pudiera ser escuchada en una afirmación y no en una pregunta. Preguntar se preguntó en varias ocasiones a lo largo de la noche a raíz de una propuesta de la comisión de legal que ya se había empezado a plantear el lunes: levantar la acampada el domingo, que no abandonar Sol, lugar que continuaría siendo el centro neurálgico del movimiento.
Si bien una inmensa mayoría de los acampados estaba a favor —más que a favor— de levantar el campamento, conscientes de que en la última semana la sola idea de debatir si irse o no no hacía más que lastrar el movimiento, en cuanto se formulaba la propuesta, una minoría de entre seis y diez personas realizaban un gesto que agotaba a los reunidos: cruzar los brazos en alto, símbolo de "disenso", otra de las palabras más escuchadas en la si no la asamblea más larga, sí la más pesada desde que hace tres semanas medio centenar de personas decidieron iniciar el campamento.
La asamblea comenzó con la comisión de legal planteando su propuesta. "El movimiento 15-M ya no hay quien lo pare. La acampada es una herramienta, no es un fin en sí mismo", anunciaron desde legal para añadir que "toca levantar la acampada y trabajar en los barrios y en los pueblos de Madrid". Según los análisis de la comisión jurídica, el mejor día para marchar, tal y como ya habían adelantado el lunes justo cuando la lluvia impidió continuar con la asamblea, es el próximo domingo 12: "No podemos irnos mañana ni quedarnos de forma indefinida. Esta semana es el plazo más adecuado para marchar. Si decidimos hoy, podremos dejar de debatir de una vez si nos vamos o no y tendremos tiempo para trabajar".
No obstante, con esa decisión no pretendían dar por zanjado el movimiento. "Seguiremos exigiendo el archivo de la causa abierta contra los detenidos en Madrid y Barcelona" y, de nuevo, insistieron en la dimisión del conseller de la Generalitat, Felipe Puig. Asimismo, la posibilidad de volver a acampar siempre estará con la puerta medio abierta. "Si se considera necesario, volveremos a acampar. El 12 de junio solo levantamos el campamento, ahora toca trabajar".
Una a una, las distintas comisiones de la acampada mostraron su apoyo a tal iniciativa: infraestructuras —matizaron que querían dejar en Sol un punto de información—; feminismo; extensión a los barrios —"otras acampadas ya han decidido marchar"—; información; comunicación; extensión a las ciudades; propuestas —"la descentralización nos hará más fuertes, el campamento nos hace vulnerables"—; permanencia, que al mismo tiempo anunció su disolución —"hay personas pernoctando que pueden perjudicar el movimiento"—; coordinación interna; salud; respeto; arte; y migración. A ellas se sumaron además los grupos de trabajo de Social y de Teatro, que aseguró que "el campamento ya ha tenido su vida natural".
Obstáculos
Quedó por saber, sin embargo, la opinión de la comisión de política y de alimentación, aunque esta última ya había mostrado quejas en los últimos días acerca de la permanencia. Sí hablaron la comisión de acampados y de política a largo plazo. La primera recordó que "hay un sector de personas que prefieren permanecer", por lo que propusieron dejar algo de la acampada, mientras que la segunda mostró su rechazo ante el levantamiento, cuyas propuestas fueron: "no negociar, no dejar un barracón ni un punto de información", postura que apuntaba claramente a un bloqueo del sentir mayoritario.
Tras las intervenciones de las distintas asambleas, comenzó entonces un camino lleno de obstáculos para los acampados. El modo de actuar en la asamblea exige que, siempre que alguien esté en contra de una propuesta, pueda explicar el por qué. Y así durante tres horas, las mismas personas comenzaron a desfilar ante el micrófono para prácticamente bloquear la propuesta de legal. Dicha petición se reformularía unas cinco veces hasta, cerca de la 1.00 horas, volver al comienzo y pedir "por favor" alcanzar el siguiente consenso: "Marchar el domingo 12 a las 12.00 horas los que quieran irse; los que no, que mañana presenten sus propuestas de cómo quedarse y si entonces no hay consenso, permanecerán en Sol a título individual, no en representación de la acampada".
Por extraño que parezca, las personas que en un principio se posicionarion "radicalmente en contra" de la propuesta inicial, permitieron que ese consenso saliese adelante, quizás por agotamiento. Mañana se presume, no obstante, una nueva asamblea larga, cansada y prácticamente obligada por una minoría de los acampados. En Sol, mientras, debaten cómo pasar una noche, en su opinión, "peligrosa" debido a que los últimos días ya empezaron a observarse los primeros signos de "violencia".