Madrid y Berlín tienen personalidades muy distintas pero poseen algunas características comunes que las han llevado a reconocerse mutuamente como ciudades hermanas. Además de lucir sendos osos en sus escudos, ostentan la capitalidad de sus respectivos países y sobre todo, ambas llevaron en el siglo XX las cicatrices de la guerra y la posguerra.
La historia del hermanamiento entre Madrid y Berlín es muy peculiar, pues aunque suele darse como fecha oficial del mismo el año 1988, lo cierto es que no se hizo de una sola vez y debemos buscar su origen unos años antes.
Tres acuerdos en uno
El primer capítulo de esta alianza interurbana se remonta a noviembre de 1983. Por entonces, Berlín era todavía una ciudad dividida en dos mitades, dos países y dos sistemas políticos. Y, como es natural, tenía también dos alcaldes.
El alcalde de Berlín oriental, Erhard Krack, vino aquel otoño a Madrid invitado por Enrique Tierno Galván, que a la sazón acababa de ser reelegido regidor de la capital española y de publicar su Canto a la paz. El motivo de la visita era la firma de un «acuerdo de cooperación y amistad» entre ambas ciudades, documento que rubricaron en el salón de sesiones de la Casa de la Villa el 3 de noviembre de 1983.
Según reflejan las crónicas de la época, este gesto del «viejo profesor» hacia la Alemania comunista fue acogido con recelo por parte de la oposición. Un concejal popular insinuó en broma en el salón de plenos que a ver si «para que Madrid se parezca a Berlín Este, nos levanten un muro que parta por gala en dos la mismísima Castellana».
Cuentan esas mismas crónicas que Álvarez del Manzano expresó su rechazo a hermanarse solamente con la mitad Este, y le espetó al alcalde berlinés que «si quieren hermanamientos con la Villa y Corte, que empiecen por hermanarse ellas y luego hablamos». A lo que Krack le contestó con gran diplomacia: «Eso, amigo mío, es cuestión difícil y de alta política internacional». La reunificación alemana todavía quedaba lejos.
Sin embargo, el hermanamiento con Berlín Oeste que reclamaba Álvarez del Manzano no se haría tanto de rogar, sólo cuatro años. Tierno Galván había fallecido un año atrás, y Juan Barranco, que le había tomado el relevo en la alcaldía, viajó a Berlín occidental para firmar un nuevo acuerdo de amistad y cooperación con la capital alemana occidental.
Finalmente, unos meses después, el 4 de noviembre de 1988, Juan Barranco y Eberhard Diepgen renovaron los votos de amistad entre ambas ciudades firmando, esta vez de nuevo en Madrid, un último y definitivo Acuerdo de amistad y cooperación válido para todo Berlín.
El tesoro del Parque de Berlín
En virtud de este hermanamiento, cuando cayó el Muro en 1990, quisieron las autoridades alemanas que tres piezas del mismo vinieran al Parque de Berlín de nuestra ciudad, que por cierto había sido inaugurado en 1967 por el entonces alcalde de Berlín Oeste en persona, Willy Brandt.
Los tres fragmentos se ubicaron en la fuente principal del parque, donde todavía hoy pueden distinguirse las pintadas originales. Un lujo histórico del que podemos disfrutar casi de milagro, pues dicen que la víspera de la inauguración de la fuente el 9 de noviembre de 1990, un empleado municipal puso todo su empeño en limpiar «tamaña guarrería».
En el año 2009, vigésimo aniversario de la caída del Muro, Berlín fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Con motivo de su candidatura, numerosas personalidades del mundo de la cultura y la política presentaron cartas de apoyo a la ciudad.
En una carta conjunta, el presidente y el director general de la Cámara de Comercio Alemana para España, que tiene su sede en Madrid, subrayaron mejor que nadie las similitudes que unen a nuestra ciudad con la capital alemana:
Víctor Manuel le dedicó una canción al Parque Berlín.Veinte años después de la caída del muro de Berlín, la capital alemana se ha convertido en un símbolo de libertad, paz y encuentro entre culturas que sirve como ejemplo de buenas prácticas al resto del mundo. Muchos son los lazos históricos, culturales, políticos y económicos que vinculan a la capital alemana con España. Berlín y Madrid son dos ciudades hermanadas desde el 4 de noviembre de 1988. Su capitalidad, su carácter cosmopolita, su vida cultural y su enclave como centros de negocios son características comunes. Las unen también hechos luctuosos, ya superados. Ambas ciudades tuvieron que padecer duramente las consecuencias de la guerra, el aislamiento y el bloqueo, y han tenido que ser reconstruidas en buena parte tras los conflictos bélicos. Asimismo, se vieron obligadas a reconciliar a sus habitantes tras muchos años de odio y enfrentamiento y a luchar por conseguir la libertad.
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