La privatización de la gestión del teatro Fernán Gómez despierta las alarmas de los colectivos culturales.
“Pasamos de una cultura ya debilitada a una cultura de escaparate”. La ya anunciada privatización de la gestión del teatro Fernán Gómez ha despertado la alarma entre los trabajadores de la cultura madrileña, que ven en esta primera acción de la recién creada Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio, nueva responsable de los espacios culturales de la ciudad, el modelo de gestión que el Ayuntamiento se plantea aplicar a prácticamente todos los espacios teatrales, salvo el Español, y que podría tener como siguientes objetivos el Circo Price y el Centro Cultural Conde Duque. “Esto es el principio de un modelo a seguir”, advierte Daniel Están, delegado en el Fernán Gómez de la Unión de Trabajadores de Madrid Arte y Cultura (UTMAC).
“La cultura pública no existe y menos si significa derroche, es una tomadura de pelo”, afirmó en una entrevista con 'El Cultural' Fernando Villalonga, exconcejal del área de Las Artes y responsable, hasta hace pocos días, de Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio, anticipando la política cultural que ya se empieza a percibir. La inclusión del término “negocio” en el nombre de la nueva empresa municipal, nacida con la fusión de la anterior gestora de espacios culturales Madrid Arte y Cultura (MACSA) y Madrid Visitors & Convention Bureau, encargada de promocionar la ciudad a nivel internacional, y a la que se unirá en enero Madridec, da pistas sobre dónde se va a poner el acento en cuanto a la gestión de los espacios. “Lo que nos han dejado claro es que si el 1 de enero de 2015 esta empresa da pérdidas, automáticamente se liquida para cumplir con la ley de déficit cero”, explica un trabajador del área cultural de Madrid que prefiere que no se cite su nombre.
Uno de los nombres fuertes alrededor de la dirección de la empresa es el de Pablo del Amo, sin experiencia en el ámbito de la cultura, pero con amplio currículum en despidos a raíz de sus cargos como consejero delegado de Madridec, donde ha impulsado el ERE que afecta a la mitad de la plantilla –38 trababajadores– y como directivo de Repsol YPF, donde se llevó por delante a 25.000 trabajadores durante el proceso de fusión. En el apartado “Nueva visión y estrategia de la empresa” ya se expresa que el criterio será “no realizar ninguna actividad si no genera un ingreso equivalente por lo menos al coste real del servicio o actividad realizado”, mientras que en lo laboral ya se ha anunciado un ERE que afectará al 10% de la plantilla –alrededor de 50 trabajadores–, sin dar más explicaciones sobre qué centros serán los afectados. El expediente llega un año después del ERE en MACSA, por el que cerca de 40 técnicos fueron finalmente recolocados como conserjes de centros escolares.
Desde UTMAC explican que el problema que tienen los representantes de los trabajadores con los nuevos despidos es la falta de información prestada con la excusa de la nueva empresa pública. “La empresa no nos facilita información, ya que ni siquiera nos reconoce como representantes de los trabajadores. Dicen que como esto es nuevo, los representantes no somos nosotros. Pero eso habrá que verlo en un juicio”, afirma Están, quien anuncia que, tras seguir los protocolos, antes del 1 de enero irán a la inspección de trabajo “para que esta gente no deje sin representación a los trabajadores”.
Adiós, Fernán Gómez
“Dicen que necesitan externalizar la gestión porque no está funcionando un teatro que casi todos los días se llena”, señala Ana García D’Atri, portavoz de la comisión de Las Artes del grupo municipal del PSOE. La privatización del teatro Fernán Gómez se ha defendido desde el Ayuntamiento en base a su supuesto déficit de dos millones de euros, y en el que se incluyen gastos relacionados con los salarios de trabajadores que realmente no trabajan en este teatro. “La mayoría de sus técnicos prestan servicios a todos los teatros municipales. Han leído los datos de forma maliciosa para poder decir que no es viable y tener una excusa para privatizarlo”, explica Están.
Como ejemplo de su futuro funcionamiento, una vez privatizada su gestión, están los Teatros del Canal, dependientes de la Comunidad de Madrid y desde su creación en manos de Clece (grupo ACS), una empresa inicialmente dedicada a la limpieza de grandes espacios. “Aquí las condiciones de trabajo no son las peores –afirma Cleofé García, jefe de audiovisuales en Teatros del Canal–, pero se hace el máximo con el mínimo de recursos”. El 70% de la programación del teatro depende de la Administración pública, mientras que el 30% restante está en manos de la empresa privada para sacarle el máximo rendimiento. Mercadillos de arte flamenco, eventos sobre comercio digital o una cena espectáculo de la revista Telva son algunos de los actos incluidos en la parte de la programación que depende de Clece, que también gestiona el Paco Rabal, el Teatro de la Universidad Carlos III y el Centro de Humanidades de La Cabrera.
Movilizaciones en cultura
El pasado 5 de noviembre, una asamblea en el Círculo de Bellas Artes servía para concretar el nacimiento de la Plataforma por la Defensa de la Cultura, un grupo lleno de caras conocidas en donde se han aglutinado desde colectivos de trabajadores hasta empresarios del sector. Un punto de unión por lo pronto enfocado a la lucha contra el IVA del 21% y en el que, “dada su diversidad, a corto plazo es difícil que se concreten más objetivos”, señala Están.
Los ataques al sector cultural público han despertado especialmente la capacidad de organización por parte de los trabajadores de los teatros. En la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo, nacida hace dos años, se agrupan el Sindicato de Guionistas Alma, Técnicos Audiovisuales y Cinematográficos del Estado Español (TACEE), la Unión de Actores, CNT Gráficas y otros colectivos de trabajadores del área teatral y audiovisual.
“Todos los trabajadores del sector estamos entendiendo que debemos superar nuestra característica falta de comunicación y unirnos más allá de las luchas concretas o sectoriales para conformar un interlocutor lo suficientemente fuerte que haga frente al tsunami privatizador”, subrayan desde CNT.