MADRID // Un grupo de profesionales sanitarios del Hospital Ramón y Cajal de Madrid ha denunciado que el Deprecam (programa de detección precoz del cáncer de mama de la Comunidad de Madrid) lleva paralizado siete meses. Este programa, que se puso en marcha en diciembre de 1998, consiste en realizar una mamografía cada dos años a mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años. Su objetivo es tratar de detectar de manera precoz un posible tumor para atajarlo rápidamente y poder tratarlo con mayores garantías de curación.
El Deprecam consta de dos unidades. Por un lado las fijas, instaladas en cinco clínicas privadas a partir de un concierto que se ejecuta mediante un procedimiento negociado sin publicidad y que se materializa en el contrato Madroño. Por otro, las unidades móviles, que gestiona la Asociación Española de la lucha Contra el Cáncer (AECC), y que cubre aquellas áreas a las que las unidades fijas no llegan para tener la mayor cobertura posible. En caso de que se hallen indicios de tumoración, ambas unidades remiten a las pacientes a sus hospitales de referencia para poder comenzar con el tratamiento.
Sin embargo, los profesionales sanitarios del Ramón y Cajal han notado que desde febrero, cuando se debería haber iniciado el cribado entre las mujeres que se realizaron las pruebas en 2011, hasta, al menos, mediados de septiembre, no han recibido ninguna paciente procedente de este programa. Algunas de las pacientes más concienciadas con la importancia de someterse a pruebas preventivas periódicamente sí se han quejado a sus médicos. Esta ha sido la vía mediante la cual han constatado que ni habían recibido la carta con la cual se las cita para realizarse las pruebas, ni han tenido noticias sobre cuándo tendrán lugar.
Problemas en las negociaciones
Este no es un problema al que se enfrentan únicamente las pacientes del Ramón y Cajal, sino que las deficiencias en el programa afectan a toda la Comunidad de Madrid. Según ha explicado este grupo de profesionales sanitarios aLa Marea, han hablado en varias ocasiones con los responsables del Deprecam, quienes “han reconocido que había retrasos en la resolución de conciertos con las unidades fijas. En junio nos dijeron que ya se habían resuelto los problemas, pero hasta donde hemos podido investigar, a mediados de septiembre aún seguía paralizado”.
Los responsables de este programa han achacado el parón a la intención de introducir mejoras en el sistema, algo que, para los profesionales sanitarios, no tiene demasiado sentido. “Dicen que su objetivo es digitalizar los mamógrafos. Sin embargo, hay muchas clínicas privadas que ya tienen esta maquinaria digitalizada y tampoco se están llevando a cabo estas pruebas allí”. Una sola vez les reconocieron que este retraso se debía a un problema en la negociación derivada de los conciertos. “Tenemos los medios, los médicos y los recursos técnicos y administrativos. Está claro que este es un problema organizativo. No tenemos pruebas, pero la única explicación posible es que aún no se hayan puesto de acuerdo con el precio“.
Un problema absurdo, según explican a La Marea, ya que realizar estas pruebas en los propios hospitales públicos será más rentable. “Hemos hecho estimaciones y ampliar la agenda (jornada laboral) de los médicos sigue siendo más barato que derivar estas pruebas diagnósticas a clínicas privadas. Entre otras cosas, porque las privadas cobran una prima por cada acto médico. Además de la infrautilización de los mamógrafos en los hospitales públicos debido a las derivaciones, el gasto por el uso de máquinas es fijo. Forma parte del presupuesto se usen o no”.
Riesgos por el parón del Deprecam
Según el informe elaborado por los profesionales sanitarios del Ramón y Cajal al que ha tenido acceso este periódico, existen diversos estudios médicos que demuestran que la detección precoz del cáncer de mama reduce considerablemente los índices de mortalidad entre quienes lo sufren, porque detectan los tumores cuando aún no se han desarrollado y son más fáciles de tratar. “Y más baratos”, argumentan los médicos. “Ya que hablan tanto de dinero, es evidente que el coste que tiene curar a un paciente con un tumor incipiente es considerablemente menor que el de tratarlo cuando ya se encuentra en estadios muy avanzados”.
Para que el cribado sea efectivo debe cubrir, como mínimo, al 70% de la población afectada. “La mayor dificultad de este tipo de programas es lograr la adherencia de la población, que perciba las ventajas de realizarse pruebas preventivas periódicamente. Un parón puede ser fatal”, cuentan. “Hay muchas personas que piensan que, como estamos en época de recortes, estas pruebas han dejado de realizarse”.
Además, hay otras muchas mujeres, aún no concienciadas, que se olvidan de que tenían que hacerse las mamografías. Como hasta 2006 no se amplió el espectro de edad de los 64 a los 69 años, puede haber mujeres de 65 años que piensen que han quedado fuera del programa. Y también muchas otras de 50 que crean que no les toca o que ni siquiera sepan que el Deprecam existe. “El índice de detección de tumores es de un cinco o un seis por mil. Nos aterra pensar que ahora mismo hay mujeres que van con su tumor por la calle sin saberlo y que, si el programa no se hubiera detenido, se les podría estar tratando ya”.
Los responsables del Deprecam han prometido que tratarán de suplir este déficit mediante la ampliación de la jornada laboral de los médicos que se encargan de realizar las pruebas. Los profesionales sanitarios del Ramón y Cajal lamentan que “esto mismo dijeron hace dos meses y aún estamos igual”.
Para tratar de comenzar con las pruebas de detección cuanto antes, consideran fundamental que las mujeres que se hicieron las pruebas en 2011 denuncien su situación. “Tienen a su disposición un montón de vías. Empezando por la Consejería de Sanidad, donde puede hacerse vía web. Pero también pueden acudir a su médico de cabecera, a su especialista, a su hospital de referencia y contar su caso. Siempre funciona”, aseguran. Cuantas más mujeres presenten sus quejas, más presionados se van a sentir desde la Consejería y, por tanto, más posibilidades hay de que agilicen el comienzo del programa de detección precoz de cáncer de mama, que ya cuenta con siete meses de demora.